La Distancia como un Gran Maestro

La distancia es un gran maestro.

Te enseña a darte cuenta de que es realmente lo importante que se quedó al otro lado. A valorar aquello que realmente vale la pena.

A añorar lo inimaginable y a olvidarte de lo cotidiano. De eso que nos ocupaba la mente todo el día.

La distancia te ayuda a simplificar, a vivir el día a día.  A crecer. A conocer esos detalles tan importantes que pasa uno por alto, que tomas por hecho, que no observas, que no aprecias. A ver más allá de esa distancia.

Con la distancia te das cuenta de esa gente que realmente vale la pena. De aquellos amigos a los que la distancia no les afecta y que la palabra “ingratitud” no es más que un sustantivo que describe una excusa estúpida, y de aquellos otros que sólo lo usan como excusa y punto, y q al final la distancia resulta siendo más fuerte que dichos lazos.

La distancia es como un colador que va limpiando esos granos de arroz y saca todo lo sucio. Al igual vas limpiando a la distancia todo aquello que no te sirve. Gente, entornos, relaciones, pensamientos, etc. Y así la distancia lo va filtrando todo poco a poco.

A la distancia, en especial las muy largas, como cuando uno se va a vivir a otro país o ciudad, los cambios son bruscos y a la vez sutiles para los que se quedaron al otro lado de la historia. Ya que  nuestras mentes condicionadas no ven mas allá de lo superficial, y comprarnos  ese carro o ese apartamento o tener ese trabajo o hacer esto o lo otro significa para los demás o que somos millonarios o que somos muy suertudos.  O todo lo contrario también, que somos unos vagos, que no hacemos nada, que nos ganamos la vida fácil y que no tenemos ambiciones y que si trabajas en un mall o de mesero  y no tienes plata eres un loser que por las webas tiene papeles y no aspiras nada en la vida.

Como si el ejecutivo con plata fuera siempre el feliz de la historia y tener dinero así seas lavaplatos  o gerente significara algo…digo yo.

La distancia suele poner ese velo tan grueso entre la gente que decía conocernos y la realidad que sólo nosotros podemos ver. Y nos hace pensar que la gente no cambia. Que todo es igual. Que somos los mismos con sólo unos años de más y un par de libros leídos.

La distancia es tan experta en mostrarte esta máscara tan gruesa como los supuestos lazos familiares, y sólo la distancia tiene ese poder tan grande de tanto forjarlos como destrozarlos. Eso de “lazos de sangre” queda sólo como una metáfora en el aire. Sólo a la distancia encuentras más compatibilidad y conectas más profundamente con un mesero en una isla al otro lado del mundo que con tu propia madre. Y en los ojos de aquel niño que te pide dinero ves más allá de aquellos lazos y das más amor que a tu sobrino en China.

El skype será muy visual pero no ve más allá de tus arrugas y lo único que cambia no son éstas. Afortunadamente.

La distancia te muestra lo que realmente importa. Te ayuda a vivir y sobrevivir y a discernir lo importante, lo esencial y la sencillez de la vida.

A distinguir todo aquello que te quita la energía necesaria para poder mantener esa distancia saludable de lo que también no te sirve en el camino. Te da el coraje  para saber cuando tomar esa distancia necesaria de  lo que hace daño.

Así que mantén la distancia para así acércate a aquello que realmente importa.

Li

BCN, Aug 2011